Casi siempre me equivoco, enseguida me confío con la gente, y les dejo mirar en todos mis
cajones, abro las ventanas, les invito a entrar en mi vida, a quedarse un ratito a mi vera.
En algunas personas confío de forma casi suicida sin pedir ninguna garantía, hay algo, quiza en
la forma en como me miran, que me hace confiar en ellas. Me hace desnudarme y decirles:
- Mirad! aquí tengo una cicatriz, aquí una herida que todavía sangra, aquí si me tocas me duele tanto que creo que me podría morir.
Y algunas veces me equivoco con los ojos de la gente, y esos ojos vuelven a mi refugio, me
miran directamente sin titubear y aprietan, ahí , donde duele, y duele mucho, porque las
palabras pueden cortar, quitar la respiración, llenar las camas de pesadillas.
Qué os pasa?
Quién os da el derecho a juzgar,
criticar,
y comparar a la gente,
y entrar así sin más, para gritar vuestros juicios sin testigos, sin pruebas, sin abogados?
Me duele sobre todo por haberme equivocado
y haberos hecho un sitio aquí
a mi vera, a la verita mía
con toda mi ilusión.
2 comentarios:
fermoso texto
saúde
Gustoume. Agora só espero non ser unha das atrevidas que ousou entrar na túa vida sen permiso, nin testigos, nin por suposto avogados (que a duras penas vou tendo para comer...)
Quérome quedar á túa beira e seguir compartindo as nosas cicatrices, que cada día son máis, ainda que iso quere dicir que as feridas están curando.
Publicar un comentario