30.9.05
TERRA MOLLADA
27.9.05
HOGAR DULCE HOGAR
Puse la cafetera y desperté a mi hermana, está delgadita, toda su cara es ojos y sonrisa. Desayunamos sin hablar de nada importante. Las desilusiones, las mentiras, los fracasos, las esperanzas, las ausencias, las risas que se oyeron, los gritos que ya no se oían, flotaban y se golpeaban contra las paredes de la cocina.
G, mi hermanastra, entró en la cocina despeinada, una mano en la cintura, entró lentamente, como si tuviese mil años y no hubiese vivido ninguno.
G está gordita, dice cuándo llegaste?, dice me operan de unas piedras,sabes? dice tengo un piercing en el ombligo,mira! Se separa los michelines y veo un ombligo rojo, hinchado.
G no trabaja, no estudia, ve muchas horas de tele, fuma un tabaco que hace que te apeste hasta la conciencia, cuando no la miro mete la mano en mi cartera y baja a comprar tabaco al bar.
La hermana de G, mi otra hermanastra se fué hace meses con un gitanillo de 16 años.
Se abrió la puerta de la calle, entró la sombra de mi hermano, después entró mi hermano. Los ojos rojos, subrayados, pálido, la ropa arrugada, las uñas sucias, se coloca al lado del grifo, bebe un vaso de agua, otro, otro, otro...
Me acerco, lo abrazo, es alto como un poste, una columna, no noto nada, le doy un beso, está rígido, no deja que se le escape nada de calor, no puedo saber si está triste, no puedo saber si se alegra, esta frío como un poste, como una columna. Se encorva para que pueda darle otro beso, le froto la cabeza, está lejos, lejos, lejos....
Mi hermana me regala un cd con fotos de cuando eramos pequeños, las veo todas, una y otra vez, otra vez,otra vez...
Me pongo el abrigo, abro la puerta de la calle grito me marcho! Solo me oigo a mi misma.
23.9.05
DESPACITO
22.9.05
LOST
A mi me parece un final lleno de una cobardía cotidiana, afilada
como un cuchillo doméstico preparado para destripar pescado.
A mi me duele como todos los fracasos,
los saltos en el sofá en lugar de al vacío infinito.
yo nunca me permitiría dejar escapar una historia imposible,
prefiero romperme intentado que sea posible,
desmontarme,
que me tiemblen las piernas,
se me parta la voz,
antes que guardarme recuerdos inacabados
para inventarle principios y finales
los domingos por la tarde.
Prefiero llorar
los domingos por la tarde
sabiendo que lo intenté todo.
Pero te perdono,
por dejarme escapar
sin despedirte
si después de tantas mañanas tristes
y alguna noche alegre
me escribes
y me dices que sigues olvidándome.